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Alguien tenía por fin que decirlo. Colombia es un país mediocre, no solo para el fútbol. Es un país gobernado por políticos mediocres, sean de izquierda o derecha (aunque en verdad todos son de derecha). La educación es mediocre, repetitiva, falta de investigación, llena de adoctrinamiento continuo para no aprender a pensar sino a ser conformistas. La salud es mediocre, las EPS son una tragedia ambulante que debería estar en una UCI. La respuesta ante la falsa pandemia también ha sido mediocre: Obedecer a los dictámenes de una OMS dirigida por un acusado de genocidio en su propio país, Etiopía, pero que en Colombia, donde llevamos 500 años seguidos de genocidio, eso no significa nada.
La OMS además está en manos de las Farmafia internacional y obtiene grandes ganancias comerciando con vacunas: En resumen, la respuesta a la falsa pandemia fue hecha a la medida de los comerciantes de vacunas y no según salud de los pueblos: Todas las restricciones que se pusieron en `pie, en vez de detener la “pandemia” la agrandaron y más personas murieron por falta de atención médica a causa de estas restricciones que por la supuesta pandemia,

Y, un gran mediocre es el presidente Duque, dizque de derecha e imponiendo el modelo comunista chino de supresión de libertades, de exigencia de carnets de vacunación para poder circular libremente y arrestando a los ciudadanos en sus propias casas, como lo hizo por casi un año y haciéndole portar bozales a la gente para que le llegue menos oxígeno al cerebro y pueda pensar hasta menos de lo que pensaba antes. Nunca habríamos soñado que un presidente de derechas resultara siendo un lacayo de los modelos del Partido Comunista Chino de control de población y de supresión de libertades.

El sistema electoral es mediocre, gana el que más votos compre y si no gana, la Registraduría tiene un software de conteo, Made in USA, que les arregla cualquier problema. Menos de la mitad de la gente vota, porque sabe que la “democracia representativa” es una farsa. A mí que no me represente nadie: Si nadie lo puede representar uno a la hora de almuerzo o nos morimos de hambre, ¿cómo nos puede representar alguien dirigiendo lo que va ser nuestra existencia por 4 años o por el resto de la vida, sin siquiera consultarnos? La democracia, como el comunismo JAMÁS han existido, son nubes de humo en las que montan a la gente para darle la ilusión de libertad, cuando el sistema esclaviza, explota y ahora quiere controlar hasta la cantidad de aire que nos llega a los pulmones o infectarnos con diferentes tipos de venenos llamados “vacunas” (que no lo son).

Somos tan mediocres que los políticos de izquierda también son de derecha, llámense Robledo o Petro, siguen ciegamente lo que diga la OMS acerca de esa pandemia anunciada por Rockefeller desde 2010 y por Bill Gates en 2019, e implementada por Fauci con la ayuda de un laboratorio chino en Wuhan. Ninguno ha tenido los cojones de de decir: “¡No me vacuno, no hay pandemia!”.

La OMS cambió la definición de “pandemia” para poder declarar pandemias a su gusto, antes tenía que haber un gran número de muertos y contagios para declarar una pandemia, pero ahora con los contagios basta. Una pandemia hecha a la medida de las multinacionales farmacéuticas y de los planes fascistas del grupo de Bilderberg, Soros, Bill Gates, del Foro de Davos, etc.para imponer una dictadura mundial y eliminar el “carbono” (los seres humanos) del planeta. Para ello también cuentan con la falsa narrativa del calentamiento global que solo e suma trata para controlar aún más a la población y hacer más transferencias de riquezas de los más pobres a los más ricos. Petro es uno de los promotores de este falso calentamiento global y las políticas que imponga serán parte del caos en que nos quieren hundir los grandes oligarcas que pretenden eliminar al 90% de los pobladores del planeta.

La mediocridad de Colombia se puede medir muy bien viendo lo que adelantó Ecuador en 8 años bajo el gobierno de Correa, donde seguramente no se estaban robando el dinero, hasta de los almuerzos de los niños, sino por lo contrario, invirtiéndolo en el pueblo mismo. Ecuador tienen carreteras de verdad, como las mejores del mundo, Colombia tiene trochas llenas de peajes. En la Constitución de Ecuador se instauró el concepto indígena del “buen vivir”, o sea del derecho a vivir bien, con buenas carreteras, buenos sistemas de salud, buena educación, buena alimentación y buenos empleos. En la mediocre Colombia tenemos grabado en el cerebro es el derecho al “mal vivir”, acostumbrándonos a todo lo malo del sistema, mala salud, malas carreteras, pésima educación, corrupción rampante y políticos mediocres que viven del robo y hasta de los asesinatos de líderes sociales que tratan de ayudar a Colombia a salir del “mal vivir” al que nos tienen sometidos.

Colombia es un país mediocre donde una masacre no significa nada, donde los asesinatos de líderes sociales son el pan nuestro de cada día y nunca son investigados y muchos menos resueltos. La calidad del aire en las grandes ciudades, más que mediocre es venenosa y si el gobierno en verdad estuviera preocupado de nuestra salud estaría limpiando el aire y los ríos y suprimiendo las toneladas de veneno que se fumigan en nuestra alimentación y que nos están matando de cáncer. Pero no, el mediocre gobierno prefiere hacernos vacunar con una vacuna mediocre que no previene ninguna enfermedad, pero deja que la persona se enferme y contagie a las demás y además tienen el atrevimiento de exigir un carnet de vacunación con ese veneno para que miles de vacunados se junten a la vez y se sigan contagiando mutuamente cepas de un virus que habría desaparecido si simplemente le hubieran dejado seguir su curso como ha sucedido por millones de años, hasta llegar a una inmunidad de rebaño.

¿Qué se salva de este mediocre país? Se salvan las fuerza populares que luchan contra un sistema que nos lleva asaltando por 500 años, que pelean contra un sistema de justicia caduco y corrupto y contra un sistema político feudal y hereditario que hunde cada vez más a Colombia en su propia mediocridad.

La gente ingenuamente cree que si cambia al carnicero de una carnicería donde toda la carne está podrida, esta se volverá fresca por milagro. Colombia funciona por la mediocridad y por la corrupción, sin corrupción, el sistema deja de funcionar. Pues, no se trata de cambiar al carnicero sino de cambiar todo el sistema que produce la carne podrida, es decir la corrupción que se encuentra empotrada en todas las esferas del gobierno.

Por el momento, no hay quién luche por el “buen vivir” en Colombia, este concepto les es ajeno a los colombianos y a los políticos, que se contentan con pensar que con algunas reformas superficiales el país cambiará. La única manera de cambiar a Colombia es volver a fundarla. Acabar con el desorden establecido, empezando con el nombre del país “Colombia”, nombre que honra a un genocida. No es raro que los colombianos carezcan de conciencia del “buen vivir” si solo han recibido una mala vida por los siglos de los siglos y un nombre “colombiano” que honra al violador, al depredador y al genocida que inició la ruina de este continente: Cristóbal Colón.

Hay alguien que me dice que no todo en Colombia es mediocre, que tenemos un Premio Nobel de Literatura, “Gabriel García Márquez”. A ese amigo le tengo una mala noticia, García Márquez también era un mediocre que plagió a Rojas Erazo y ahí le sonó la flauta en la literatura.

Sin embargo, Colombia seguirá siendo un país mediocre solo si nosotros lo permitimos. Si dejamos de lado la cultura del “mal vivir” y aprendemos de nuestros hermanos indígenas ecuatorianos que “el buen vivir” no solo es un derecho sino el derecho más importante para ser libres, productivos y en verdad felices en este mundo y hacemos que se ponga en práctica, podremos decir que estamos cambiando al país y no solo al encargado de velar porque la corrupción nos siga dando el “mal vivir” bajo cuyo yugo hemos vivido hasta donde nos alcanza la memoria.

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