• Children’s Health Defense
Los que están en posiciones de poder han reconocido desde hace tiempo que las condiciones de miedo y pánico proporcionan oportunidades explotables para reestructurar la sociedad. COVID-19](https://childrenshealthdefense.org/defender_category/covid/) es sin duda un ejemplo de libro de texto de esta observación, que ilustra que las campañas de miedo bien afinadas pueden persuadir a muchas personas a abandonar las libertades esenciales médicas e individuales.
Uno de los elementos clave de la caja de herramientas del propagandista para perpetuar el miedo es la repetición, sobre todo si los mensajes de miedo provienen de diferentes direcciones y fuentes y están revestidos de un barniz de oficialidad y respetabilidad.
Así, en los primeros meses de 2021, hemos visto una proliferación de advertencias en las que se dice a los estadounidenses que las pandemias suponen una “amenaza existencial ” para Estados Unidos y que están aquí para quedarse.
‘Amenazas existenciales’: la historia se repite
En enero, una comisión bipartidista publicó un dramático [informe] de 44 páginas (https://biodefensecommission.org/wp-content/uploads/2021/01/Apollo_report_final_v5_022521_web.pdf) en el que pedía un “Programa Apolo para la Biodefensa”, comparando explícitamente la propuesta con los esfuerzos que llevaron por primera vez a los humanos a la luna. La comisión sentó las bases de su informe en 2015, cuando publicó un Plan Nacional de Biodefensa.
Ahora, aprovechando el impulso del COVID-19, la comisión aboga por un presupuesto de biodefensa ampliamente ampliado que llega a billones de dólares anuales para poner en práctica su proyecto, convenientemente preparado.
Los principales miembros de la Comisión de Biodefensa utilizaron la “amenaza existencial” (https://www.foxnews.com/transcript/lieberman-you-cant-defeat-enemy-unless-you-call-by-name) tras la referencia al “terrorismo” del 11 de septiembre con el mismo lenguaje que utilizan ahora en relación con las pandemias. El presidente de la Comisión, Joseph Lieberman, defendió la creación del Departamento de Seguridad Nacional tras el 11 de septiembre; el copresidente Thomas Ridge fue el primer [director] de Seguridad Nacional (https://www.dhs.gov/thomas-j-ridge).
Alrededor de 2014, los líderes mundiales empezaron a señalar su intención de cambiar la Guerra contra el Terror por una nueva narrativa. Ese otoño, el presidente Obama organizó la primera reunión importante de la Agenda Global de Seguridad Sanitaria (GHSA) -que posteriormente elevó a prioridad nacional– y poco después declaró que la amenaza terrorista estaba “sobreinflada“.
Al observar la minimización del terrorismo por parte de Obama y de los altos funcionarios de la administración, incluido el entonces vicepresidente Biden, los periodistas de The Guardian intervinieron, calificando las afirmaciones de una “amenaza [terrorista] existencial” de hiperbólicas, “descabelladas” y “absurdas”. Al año siguiente, la Comisión de Biodefensa publicó su Plan Nacional.
Prepárense para lo que viene
Coincidiendo con el informe de la Comisión de Biodefensa, los medios de comunicación están diciendo al público que “empiece a planificar para una pandemia permanente“. Por ejemplo, empleando el lenguaje cargado que tanto favorece a los propagandistas, el escritor alemán-estadounidense Andreas Kluth advirtió a los estadounidenses el 24 de marzo (en Bloomberg) de una “carrera armamentística mundial” que enfrenta a las “mutaciones de los coronavirus… con las vacunas”, sugiriendo que el SARS-CoV-2 podría “convertirse en nuestro enemigo permanente, como la gripe pero peor”.
Un antiguo redactor de The Economist y autodenominado intérprete de [éxitos y fracasos] históricos (https://www.goodreads.com/book/show/11566000-hannibal-and-me), Kluth evoca un enemigo, un virus mutante, demasiado “cambiante y escurridizo” para ser vencido que sin duda da en el clavo de los expertos en biodefensa. Lejos de rechazar la hipérbole pandémica por considerarla “descabellada” o “absurda”, Kluth aconseja alegremente a los estadounidenses que se preparen para “ciclos interminables de brotes y remisiones, restricciones sociales y relajaciones, cierres y reaperturas”.
Irónicamente, Kluth abogó el pasado mes de julio por un renacimiento del “liberalismo clásico”, aclarando que se refería “no en el sentido estadounidense de ‘izquierda’, sino en el europeo de ‘libertad‘”.
Kluth también asegura a los residentes de Estados Unidos y otras naciones ricas que la vacunación “un par de veces al año” será parte de la “nueva normalidad”. Sin embargo, abogando por el realismo, advierte que la vacunación contra “la última variante en circulación” nunca se producirá “con la suficiente rapidez o amplitud como para lograr la inmunidad de rebaño.”
Las notas más positivas que Kluth parece ser capaz de tocar son sus conclusiones de que este “Brave New World no tiene por qué ser distópico” y que, con cada cierre sucesivo, “nosotros [dañaremos] la economía menos que en el anterior”.
Red de control global
Como han señalado Children’s Health Defense y otros, el COVID-19 y el espectro de las pandemia en general ofrecen un pretexto útil para la revisión financiera y de gobernanza más amplia que se está llevando a cabo, beneficiando a unos pocos mientras se construye una red de control global para los muchos.
En este contexto, no debería sorprendernos que el informe de la Comisión de Biodefensa destaque 15 prioridades tecnológicas básicas que reestructurarían fundamentalmente la sociedad y la vida cotidiana tanto en el ámbito físico como en el digital al servicio de la vigilancia patógena. Éstas incluyen:
- Un Sistema Nacional de Datos de Salud Pública para “integrar, curar y analizar” datos granulares a todos los niveles en “tiempo real”.
- Una “vigilancia digital de patógenos” impulsada por la inteligencia artificial que incluya el seguimiento de fuentes de datos como las redes sociales, los foros en línea y las consultas de búsqueda en Internet.
- Supresión de la transmisión de patógenos en el entorno construido”, incluyendo “sistemas de filtración y esterilización del aire” que podrían implicar la difusión de nanopartículas (no se requiere consentimiento) a través de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado.
- Métodos de administración de fármacos y vacunas “sin agujas” para “aumentar la aceptación” y sortear “los retos logísticos de la entrega de estos productos farmacéuticos a miles de millones de personas potencialmente”.
A la luz de estas prioridades declaradas, es interesante observar que Ridge, de la Comisión de Biodefensa, dirige una empresa homónima de consultoría de seguridad en Beltway, mientras que Lieberman trabaja como asesor principal para un bufete de abogados de Nueva York cuya lista de clientes de servicios financieros, inmobiliarios y (bio)tecnológicos incluye Google y la israelí Teva Pharmaceuticals.
Teva anunció en febrero que está en conversaciones con los fabricantes de la vacuna COVID-19 sobre la posible “coproducción” de algunas de las vacunas. Ese mismo día, el director general de Teva dijo a Meg Tirrell de la CNBC (que preguntó por este “punto muy brillante en el negocio de Teva”) que la empresa estaba “orgullosa de ser los socios” para la distribución y la logística de la vacuna experimental de Pfizer en Israel que, a mediados de marzo, había administrado las vacunas a casi el 60% de la población, “más dosis per cápita que cualquier otro país”, según Tirrell.
El director general de Teva no dijo ni pío sobre los expertos que advierten que la vacuna de Pfizer a los israelíes está produciendo una mortalidad muy superior a la que cabría esperar de la propia COVID.
Al igual que el director general de Teva, Andreas Kluth ha sido un entusiasta impulsor de la tecnología de las vacunas de ARN mensajero (ARNm), contento con las infinitas permutaciones del ARNm sintético y con la posibilidad de decirle a las células “que produzcan cualquier proteína que queramos”.
Aunque reconoce que las vacunas experimentales de ARNm tuvieron problemas en el pasado (como su tendencia a causar “inflamación mortal ” en animales ), Kluth celebra la pandemia de COVID-19 como el “gran debut de las vacunas de ARNm y su prueba de concepto definitiva”, afirmando: “A partir de ahora, el ARNm no tendrá problemas para conseguir dinero, atención o entusiasmo, por parte de inversores, reguladores y responsables políticos”.
En resumen, las pandemias permanentes prometen ser buenas para la tecnocracia y buenas para las grandes empresas.
Goodbye War on Terror, Hello Permanent Pandemic • Children’s Health Defense