Día XIII: Una tragicomedia peligrosa
La avalancha de propaganda no cesa: El coronavirus , dicen es el virus más peligroso que ha visto la humanidad, o mejor, que no ha visto, porque las pruebas a duras penas lo pueden detectar y además están llenas de los famosos “falsos positivos”.
Médicos, investigadores, epidemiólogos y profesionales de la salud independientes concuerdan en una cosa: Esta es una falsa pandemia, las estadísticas han sido manipuladas para que las proporciones de mortandad parezcan mayores que las de su parienta, la influenza, por ejemplo, y los certificados de muerte han sido adulterados para que independientemente de la causa de fallecimiento de cualquier persona digan que fue el coronavirus.
La única pandemia que estamos viviendo es la de mentiras y campañas psicológicas de pánico, impulsadas por los mismos que nos vienen a “salvar” de la “pandemia”. El objetivo final, como lo ha dicho el rey del genocidio, Bill Gates, es que todo el mundo se vacune y que le pongan una marca digital invisible, solo reconocible por el mundo policiaco, para convertir el mundo en una cárcel gigantesca donde solo existirán dos tipos de personas: Los vacunados y los no vacunados. Los vacunados, si no se están muriendo por la vacuna, tendrán derecho a circular libremente y a ser ciudadanos modelos. Los no vacunados serán perseguidos, restringidos y cazados como animales hasta que porten en sus venas las substancias químicas que acabarán con sus vidas. Estamos a las puertas de un genocidio total disfrazado de “vacuna”. Bill Gates es un genocida, cuya meta es eliminar al menos 6 mil millones de personas.
Hay que resistir desde ya a esa vacuna obligatoria, sabotearla a como dé lugar, primero desafiándola legalmente e impidiendo que sea obligatoria. Cuando empiece a matar gente, exigiendo que la saquen del mercado.
Las vacunas nunca han funcionado, solo enloquecen el sistema inmunológico de la gente, creando enfermedades autoinmunes, produciendo autismo, esterilidad, menopausia temprana, multitud de síndromes como el de Guillain-Barré, disautonomía, etc.
La pelea es muy clara: o nos dejamos vacunar contra un virus cuya vacuna jamás podrán hacer, ya que los virus tienen el mal vicio de mutar y la vacuna que salga en un año o año y medio ya será completamente obsoleta (suponiendo que las vacunas funcionaran) y lo que nos estarán inyectando será un caldo tóxico que si se tomara por la boca nos mataría inmediatamente o nos dejaría severamente incapacitados.
Por el momento nos mantienen encerrados como animales, incapaces de decidir por nuestra cuenta cómo proteger nuestra salud, como si no tuviéramos un sistema inmune que es lo que nos ha mantenido con vida a nosotros y a nuestros ancestros por millones de años y en condiciones más difíciles y sin embargo, aquí estamos.
Una minoría dictatorial ha decidido encerrarnos y despojarnos de nuestros derechos. ¿Los mismos criminales que han asesinado a millones de personas alrededor del mundo pretenden velar por nuestra salud? NO. El encierro es contraproducente, baja el sistema inmunológico y nos hace más propensos a las enfermedades. Además, nos están privando de todos nuestros derechos: de asociación, de reunión, de protesta, de escoger cómo proteger nuestra salud. El gobierno ha asumido operes dictatoriales y nos tiene encerrados a la fuerza por medio de decretos, acabando de una vez por todas con la también farsa de democracia en la que solíamos vivir.
Como dice un sabio letrero que circula por las redes:
Aislar a los enfermos es prevención, encerrar a los sanos es tiranía.
O luchamos por nuestras libertades y derechos o tal vez estos desaparezcan para siempre, al igual que nuestras propias vidas.