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En Face Book cada palabra, cada pensamiento, cada suspiro que pasa por sus algoritmos está sujeto a su espionaje, ya sea para borrarlos, esconderlos para que nadie los vea o para amenazarnos con su policía del pensamiento porque si nos cuestionamos las mortales, letales e inútiles vacunas, estos terroristas de la información nos amenazan con amordazarnos, censurarnos o sacarnos de la red.

Esto forma parte de la agenda globalista, cuyos objetivos son muy claros: vacunar a todo el planeta con una vacuna que no es vacuna contra una pandemia que no es pandemia, reducir la población en un 90%, tener un solo gobierno mundial de la oligarquía suprema y putrefacta que gobierna este planeta, que diseñó más que la falsa pandemia, las formas de destruirnos a través de la misma: Quebraron millones de negocios cortándole la fuente de sustento a millones de personas, nos encerraron sin ningún motivo válido y las consecuencias del encierro han sido la muerte y el quiebre económicos, nos obligaron a usar bozales que reducen el nivel de oxígeno en la sangre, matan células cerebrales y deprimen el sistema inmunológico, nos prohibieron la mera razón de nuestra existencia, el amor de compartir nuestras vidas con nuestros seres queridos y amigos, y ahora pretenden por medio del terrorismo mediático hacernos vacunar con una sustancia que ya está causando miles de muertes por todo el planeta y cuyos resultados a largo plazo se desconocen, convirtiéndonos en conejillos de Indias de corruptas farmacéuticas, la OMS, Bill Gates, el Club de Bilderberg y demás organizaciones mafiosas que controlan el planeta.

Políticos de izquierda y de derecha apoyan todas las restricciones y medidas que van contra nuestra salud y seguridad porque ya forman parte del corrupto Nuevo Orden Mundial que nos quieren imponer a la fuerza, para que en el 2030 cada acción de nuestra existencia (de la existencia de los que sobrevivan) esté controlada por medio de microchips, vacunas, pasaportes de vacunación y cualquier libertad de la que hayamos disfrutado a través de largas luchas y conquistas haya sido suprimida, devolviéndonos al estado de esclavitud más aberrante que jamás haya visto la humanidad.

No a las vacunas, no a la falsa pandemia, sí al derecho a resistir, a no vacunarse, a la libre movilización y a la desobediencia de todas las medidas que atentan contra nuestra vida misma.

Esta es la primera línea de resistencia de la humanidad contra su propio exterminio.

¡O resistimos o ya no existimos!

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