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Día 8: ¿Deja de existir el virus el día de mercado?

¡Niños, quedaos en casa, de lo contrario, el gran lobo malvado os devorará!

Todos en su casa: aislamiento total, deprivación social, deprivación mental. Sin embargo, la gente tiene que comer para vivir. Paradójicamente, a los prisioneros se les da un día a la semana para ir al mercado, donde llegan otros prisioneros con los que antes se prohibía tener cualquier tipo de contacto. Parece que los virus no trabajan los sábados, el resto de la semana hay que estar alertas, encerrados, no juntarse con nadie, no acercarse a menos de dos metros de nadie, pero el sábado todas esas reglas se pueden ignorar, el virus deja de importar. Si los prisioneros no comen, se mueren de hambre. Generalmente el carcelero alimenta a sus prisioneros, aquí los prisioneros deben alimentarse a sí mismos y comprar los alimentos con su propio dinero, ¡aunque no se les permite trabajar! Todo contacto humano es sospechoso, potencialmente peligroso, tremendamente escabroso… entre semana. Los virus, amaestrados por el titiritero, se quedan en casa los sábados, porque ¡los virus también descansan!

Ya vimos que la policía es inmune a los virus, ellos pueden juntarse, hablar, salir a reprimir, y las leyes del contagio no rigen para ellos, entonces uno empieza a sospechar, ¿será que nos están engañando? ¿o que nos encerraron por un virus de ciencia ficción? En esta cárcel no se han reportado enfermos, mucho menos muertos, pero todo el mundo está arrestado no sea que se vaya a contagiar de esa peligrosa enfermedad que nadie tiene. El sueño del fascismo se consolida: Encerrados, asustados y pronto vacunados, todas las libertades suspendidas, el enemigo es invisible, es devastador y peligroso, pero por otro lado nos dicen que el jabón lo mata. ¿Han escuchado bien? El virus más peligroso del planeta muere al contacto con el jabón. No se necesitan rayos láser ni bombas nucleares para destruirlo, sino mero jabón casero. Todo el mundo arrestado en casa, lavándose las manos eternamente por si acaso ha llegado a tocar el virus. El virus es el enemigo perfecto: No se ve, se mata con jabón y hay que quedarse en casa para que la demás gente que se está quedando en casa no nos vaya a contagiar… ¿por telepatía? ¿por arte de magia? La operación psicológica ha funcionado perfectamente, los vacíos de la teoría del virus son evidentes, en vez de aislar a los enfermos (que no hay), hay que aislar a los sanos para que no se encuentren con otras personas sanas como ellos no sea que se vayan a contagiar de la enfermedad que ninguno de los dos tiene.

El estado ha mostrado su cara verdadera, es un aparato represor, estamos eligiendo verdugos, no gobernantes (eso sin mencionar que el payaso que actúa como gobernante en esta cárcel fue elegido con fraude).

Tarea para mañana para todos los presos:

1-No volver a votar en ninguna elección, la democracia no existe. Nadie lo puede representar a usted a la hora de la comida, ya que usted se quedaría sin comer. Nadie lo puede representar a usted en las decisiones políticas de un país, ya que usted se queda sin decidir.

2-No volver a leer prensa, ver televisión, escuchar noticias. Boicot a los medios de pánico, que ellos llaman de comunicación, su función es convencerlos a ustedes de que arriba es abajo, de que el sol es de panela y la luna de queso, noticias muy importantes en el arte de engañar, tapar, callar, ignorar, desinformar…

3-Cuestionarse todo lo que creen que creen, de pronto los gringos nunca llegaron a la luna, las vacunas no son para prevenir ninguna enfermedad, ¿en verdad existe un Dios bueno que permite que exista un mundo inmensamente malo?

4- Preguntarse: ¿Sirve el lavado de manos para prevenir las enfermedades del alma? ¿Para que nos dejen de engañar y masacrar? ¿Para que nos devuelvan nuestra libertad que ahora está en las manos de algún omnipotente e invisible virus humano? ¿Para que los criminales que están en el poder dejen de mentir hasta sobre el poder de un virus?

5-Mirarse al espejo y preguntarse, ¿este es el ser humano que quiero ser, prisionero en mi propia casa, temeroso de mis vecinos y de mis amigos, espantado por un virus y por la autoridad que me va a castigar para protegerme de mí mismo?

Ya se terminó el sábado, los virus vuelven a trabajar, nosotros, los prisioneros, los esclavos del sistema, seremos mañana de nuevo prisioneros modelos. ¡Tenemos tanto miedo de la autoridad y del virus que hemos dejado de ser seres humanos! Si esta va a seguir siendo nuestra existencia solo nos quedan dos opciones: ¡Que nos caigan encima todos los virus del mundo o rebelarnos y ser de nuevo dueños de nuestro destino!

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